Todos los seres vivos se reproducen. La
reproducción -el proceso mediante el cual los organismos engendran otros
organismos similares a ellos mismos- es uno de los rasgos que distingue a los
seres vivos de los seres inertes. Pero, aunque que el sistema reproductor es
fundamental para mantener viva a una especie, a diferencia de otros sistemas
corporales, no es fundamental para mantener vivo al individuo.
En el proceso reproductor humano,
participan dos tipos decélulas sexuales, o gametos. El gameto masculino, oespermatozoide, y el
gameto femenino, u ovocito, entran en contacto en el sistema reproductor
femenino y se funden entre sí engendrando un nuevo ser. Tanto el sistema
reproductor femenino como el masculino son necesarios para la reproducción. La
mujer necesita a un hombre para fecundar el ovocito, a pesar de que es ella
quien llevará al hijo en su interior a lo largo de todo el embarazo y quien se
encargará de traerlo al mundo mediante el parto.
Los seres humanos, al igual que otros
organismos, transmiten ciertas características de sí mismos a la siguiente
generación a través de sus genes, estructuras
especializadas en transmitir los rasgos humanos. Los genes que los padres
trasmiten a sus hijos son los que determinan que estos últimos se parezcan a
otros miembros de su familia, pero también son los que hacen único a cada ser
humano. Esos genes proceden del espermatozoide del padre y del ovocito de la
madre, producidos por los sistemas reproductores masculino y femenino,
respectivamente.
¿Qué es el sistema reproductor
femenino?
La mayoría de las especies tienen dos
sexos: macho y hembra. Cada sexo tiene su sistema reproductor. Difieren en
forma y estructura, pero ambos están específicamente diseñados para producir,
nutrir y transportar, bien ovocitos o bien espermatozoos.
A diferencia del hombre, la mujer
tiene el sistema reproductor localizado íntegramente en la pelvis. La parte
externa de los órganos reproductores femeninos se denomina vulva, que significa cubierta. Ubicada en la entrepierna,
la vulva cubre la obertura de la vagina y otros
órganos reproductores localizados en el interior del cuerpo.
El área carnosa localizada justo
encima de la parte superior de la abertura vaginal se denomina monte de Venus. Dos pares de pliegues de piel
denominados labios (por su similitud en apariencia con los labios
propiamente dichos) rodean la abertura vaginal. El clítoris,
un pequeño órgano sumamente sensible, se encuentra en la parte anterior de la
vulva donde se unen los pliegues de los labios. Entre los labios, se encuentran
dos aberturas, la de la uretra (el conducto
que transporta la orina, procedente de la vejiga, hasta el exterior del cuerpo)
y la de la vagina. Una vez que una niña madura sexualmente, los labios más
externos y el monte de Venus se cubren de vello púbico.
Los órganos reproductores internos
femeninos son la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios.
La vagina es un tubo muscular y hueco
que se extiende desde la obertura vaginal hasta el útero. La vagina tiene una
longitud de 8 a 12 cm. en una mujer madura. Al tener paredes musculares, se
puede dilatar y contraer. Esta capacidad para expandirse y estrecharse permite
que la vagina albergue en su interior objetos tan finos como un tampón o tan
voluminosos como un bebé. Las paredes musculares de la vagina están recubiertas
de mucosas, que la protegen y mantienen húmeda. La vagina tiene 3 finalidades:
es donde el hombre introduce el pene durante el coito, es el trayecto que
recorre el bebé durante el alumbramiento, denominado “canal del parto”, y es la
vía a través de la cual se expulsa el sangrado menstrual (o período).
La abertura de la vagina está
cubierta parcialmente por una fina lámina o telilla de tejido, provista de uno
o más orificios, denominada himen. El himen puede
variar considerablemente de una mujer a otra. La mayoría de mujeres constatan
que se les estira, rasga o perfora tras la primera relación sexual con
penetración, y es posible que les sangre un poco (lo que, en caso de resultar
doloroso, el dolor suele ser leve). De todos modos, en algunas mujeres que han
mantenido relaciones sexuales el himen no muestra grandes cambios.
La vagina conecta con el útero, o matriz, a través del cuello
uterino, a veces denominado cérvix. Las paredes del
cuello uterino son gruesas y fuertes. Su abertura es muy estrecha (no supera la
luz de una pajita), motivo por el cual es imposible que un tampón se pierda
dentro del cuerpo de una mujer. Durante el parto, el cuello uterino se dilata
para permitir el paso del bebé.
El útero tiene forma de pera
invertida, sus paredes musculares son gruesas y fuertes; de hecho, el útero
posee algunos de los músculos más fuertes del cuerpo de una mujer. Estos
músculos son capaces de dilatarse y contraerse para albergar al feto en proceso
de crecimiento y luego para ayudar a empujar al bebé hacia el exterior durante
el parto. En las mujeres que no están embarazadas, el útero mide tan solo 7,5
cm. de largo por 5 cm. de ancho.
En las esquinas superiores del útero,
las trompas de Falopioconectan el útero con los ovarios. Los ovarios son dos órganos de forma ovalada
ubicados en la parte superior derecha e izquierda del útero. Producen,
almacenan y liberan óvulos en el interior de las trompas de Falopio durante un
proceso denominado ovulación. Cada ovario mide
aproximadamente de 4 a 5 cm. en una mujer madura.
Hay dos trompas de Falopio, cada una
a cada lado del útero. Las trompas de Falopio miden aproximadamente 10 cm. de
largo y tienen el grosor de un espagueti. En el interior de cada trompa hay un
pequeñísimo canal cuya luz no supera la de una aguja de coser. En el extremo
distal de cada trompa de Falopio, hay una zona de bordes irregulares que parece
un embudo. Esta zona de bordes irregulares envuelve al ovario sin adherirse
totalmente a él. Cuando el ovario libera un ovocito, este entra en la trompa de
Falopio y las diminutas vellosidades que recubren el interior de la trompa lo
van empujando hacia abajo a través de un estrecho canal hasta el útero.
Los ovarios también forman parte del
sistema endocrino, ya que producen las hormonas sexuales femeninas, como
los estrógenosy la progesterona.
¿Qué funciones desempeña el sistema
reproductor femenino?
El sistema reproductor femenino
permite que una mujer:
· produzca ovocitos
· mantenga relaciones sexuales
· proteja y nutra al ovocito fecundado
hasta que se desarrolle completamente
· dé a luz
La reproducción sexual no sería
posible sin los órganos sexuales, denominados gónadas. Aunque la
mayoría de la gente considera que las gónadas son los testículos del hombre,
ambos sexos tienen gónadas. Las gónadas femeninas, encargadas de producir
gametos femeninos (ovocitos) son los ovarios. Las gónadas masculinas,
encargadas de producir los gametos masculinos (espermatozoides) son los
testículos. Una vez un ovocito es fecundado por un espermatozoide, pasa a
denominarse cigoto.
Cuando una mujer nace, sus ovarios
contienen cientos de miles de ovocitos, los cuales permanecen inactivos hasta
la llegada de la pubertad8. En la pubertad, la hipófisis, una glándula
ubicada en el centro del cerebro, empieza a fabricar hormonas que estimulan a
los ovarios a producir hormonas sexuales femeninas, incluyendo los estrógenos.
La secreción de estas hormonas determina que una niña se desarrolle hasta
transformarse en una mujer sexualmente madura.
Hacia el final de la pubertad, las
chicas empiezan a liberar mensualmente ovocitos como parte del ciclo menstrual. Aproximadamente una vez al mes, durante la
ovulación, un ovario libera un ovocito diminuto en una de las trompas de
Falopio. A menos que el ovocito sea fecundado por un espermatozoide al
encontrase con él en la trompa de Falopio, se secará y abandonará el cuerpo
aproximadamente dos semanas después a través del útero. Este proceso se
denomina menstruación. La sangre y tejidos del recubrimiento interno
del útero se expulsan en forma de flujo menstrual. Es lo que se conoce como
“período”, y en la mayoría de las chicas dura de 3 a 5 días. El primer período
de una chica se denomina menarca.
Es bastante habitual que las mujeres
y chicas experimenten algunas molestias en los días previos al período.
El síndrome premenstrual (SPM) incluye síntomas, tanto
físicos como emocionales, que presentan muchas mujeres y chicas justo antes de
sus períodos menstruales, como acné, distensión abdominal, fatiga, dolor de
espalda, inflamación y molestias en los senos, estreñimiento, diarrea, antojos,
depresión, irritabilidad o dificultades para concentrarse y para controlar el
estrés. Los síntomas del SPM suele ser más intensos durante los 7 días previos al
inicio del período menstrual y desaparecen en cuanto este comienza.
Muchas chicas también tienen espasmos
abdominales durante los primeros días del período. Están provocados por las
prostaglandinas, unas sustancias químicas presentes en el organismo que hacen
que se contraigan los músculos lisos del útero. Estas contracciones
involuntarias pueden ser débiles o bien fuertes y dolorosas.
Tras la menarca, el cuerpo de una
chica puede tardar hasta dos años en desarrollar un ciclo menstrual regular.
Durante ese tiempo, su cuerpo se irá adaptando a las hormonas que se segregan
durante la pubertad. Como promedio, el ciclo menstrual de una mujer adulta dura
28 días, aunque su duración puede oscilar entre 23 y 35 días.
Si un hombre y una mujer mantienen
relaciones sexuales en los días próximos a la ovulación de la mujer, es posible
que se produzca la fecundación. Cuando el hombre eyacula (cuando el semen sale
del pene), deposita entre 1,5 a 6 ml de semen en la vagina
de la mujer. En esta pequeñísima cantidad de semen, hay entre 75 y 900 millones
de espermatozoides, que "nadan" hacia arriba desde la vagina,
cruzando el cuello uterino y entrando en el útero, para reunirse con el ovocito
en la trompa de Falopio. Solo hace falta un espermatozoide para fecundar un
ovocito. Aproximadamente una semana después de que el espermatozoide haya
fecundado el ovocito, este, ahora denominado cigoto, se habrá transformado en
un blastocistomulticelular. Un blastocisto tiene
aproximadamente el tamaño de una cabeza de alfiler, y es una bola hueca de
células con líquido en el interior. El blastocisto anida en el recubrimiento
interior del útero, denominado endometrio. Los
estrógenos hacen que el endometrio se engrose y se irrigue de sangre. La
progesterona, otra hormona liberada por los ovarios, mantiene el endometrio
engrosado e irrigado de sangre para que el blastocisto pueda anidar bien en el
útero y absorber los nutrientes que contiene el endometrio. Este proceso se
denomina implantación.
A medida que las células del
blastocisto van recibiendo nutrientes, comienza otra etapa de desarrollo: la
etapa embrionaria. Las células del interior del blastocito adquieren una forma
circular aplanada denominada “disco embrionario", que se desarrollará
hasta convertirse en un bebé. Las células externas se transforman en finas
membranas que rodean al bebé. Las células se multiplican miles de veces y se
mueven a nuevas posiciones hasta transformarse en un embrión
Tras aproximadamente 8 semanas, el
embrión tiene un tamaño similar al del pulgar de un adulto, pero prácticamente
todas sus partes -el cerebro y los nervios, el corazón y la sangre, el estómago
y los intestinos, los músculos y la piel- ya se han formado.
Durante la etapa fetal, que abarca
desde la novena semana tras la fecundación hasta el nacimiento, el desarrollo
continúa conforme las células se van multiplicando, moviendo y transformando.
El feto flota en el líquido amniótico contenido
en el saco amniótico. El feto recibe oxígeno y nutrientes de la
sangre de la madre a través de la placenta, una estructura
en forma de disco que se adhiere al recubrimiento interno del útero y se
conecta con el feto a través del cordón umbilical. La
membrana y el líquido amniótico protegen al feto de los posibles golpes y
sacudidas que pueda recibir el cuerpo de la madre.
El embarazo dura un promedio de 280
días; aproximadamente 9 meses. Cuando el bebé está listo para nacer, su cabeza
presiona el cuello uterino, que empieza a relajarse y a dilatarse preparándose
para el paso del bebé por la vagina. Las mucosidades que habían formado una
especie de tapón en el cuello del útero se desprenden y salen, junto con el
líquido amniótico, a través de la vagina cuando la madre rompe aguas.
Cuando comienzan las contracciones
del parto, las paredes del útero se contraen al ser estimuladas por una hormona
hipofisaria denominada oxitocina. Las contracciones hacen que el cuello uterino
se dilate y se empiece a abrir. Tras varias horas de dilatación, el cuello
uterino estará lo bastante dilatado para dejar pasar al bebé. El bebé será
empujado hacia el exterior del útero, a través del cuello uterino y a lo largo
del canal de parto. Por lo general, primero saldrá la cabeza del bebé; el
cordón umbilical saldrá junto con el bebé y se cortará después del nacimiento.
La última etapa del alumbramiento, que actualmente se denomina “posparto”,
consiste en expulsar la placenta. Una vez esta se desprenda del recubrimiento
interno del útero, las contracciones uterinas la empujarán hacia afuera, junto
con las membranas y fluidos.
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